El agua es el sustento imprescindible de la vida; podemos no comer durante días pero sin agua morimos. Tener acceso a las fuentes de agua es primordial para cualquier comunidad. En el entorno cercano a La Almoloya los manantiales de Fuente Higuera, La Portuguesa y Las Anguilas pudieron ser los lugares de abastecimiento, sin embargo, la presencia de una cisterna en el poblado, además de representar una joya arqueológica, porque los «artefactos del agua» son muy difíciles de registrar en prehistoria, nos obliga a formularnos nuevas preguntas, y a abrir nuevos caminos: ¿quiénes gestionan el agua acopiada en el centro del poblado?, ¿cuál era el uso que le daban?, ¿se esperaba pasivamente a que el agua de las lluvias la llenaran o las gentes de aquí iban a los manantiales cercanos a buscar el agua que luego verterían aquí?
Esta cisterna abre un mundo de posibilidades para diagnosticar la tecnología empleada y las estrategias de distribución. Aporta además, nuevos elementos al ya conocido debate acerca de hasta qué punto la gestión del agua está directamente vinculada con una formación económico social determinada, concretamente con una sociedad estatal.